Negocios + alcohol= Mezcla fatal para los líderes empresariales.



Perder la cuenta…

¿en las copitas o en la empresa familiar?

Autor: C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas
Blog del autor: mariorizo.com
Firma: Salles Sainz Grant Thornton


Es un buen momento para que los líderes empresarios reflexionen sobre las costumbres que se promueven en la familia y en la empresa, pues lo que sucede en casa, se repetirá en la empresa.


El alcoholismo es un gran problema cultural que enfrenta México, estando presente en reuniones tanto familiares como de negocios. Ser capaz de identificar el problema del alcoholismo podrá ser la diferencia entre perder o ganar ingresos, credibilidad y estabilidad en tu empresa.

Una familia empresaria que presente problemas de alcoholismo pronto se encontrará ante un contrarreloj de problemas. Las “copitas de más” pueden ser acarreadoras de grandes problemas en la empresa, desde problemas en el liderazgo, pobre gobernanza empresarial y hasta una inminente bancarrota. Además, si el problema se presenta en la generación fundadora es muy probable que la actitud persista en las siguientes generaciones.

La mezcla de negocios con alcohol es una mezcla fatal para los líderes empresariales. ¿Qué sucede con este problema en las familias empresarias que hacen ojos ciegos al problema, en lugar de afrontarlo y fijar correctivos que nos eviten penas mayores en los peores momentos?

Una copita más, una empresa menos

En la cultura mexicana, el alcohol es casi sinónimo de reuniones. Es común encontrarlo en todo tipo de encuentros sociales y también es sencillo encontrar quienes abusan de su consumo. ¿Quién no ha estado en alguna reunión o festejo en el que un familiar se haya pasado de “copitas”? Como lo anuncia su nombre, en la empresa familiar la familia y el cuerpo laboral son una fuerza que trabaja unida. Y si un líder empresarial gusta mucho de la bebida en reuniones sociales, lo más seguro es que también en las reuniones laborales su gusto se haga manifiesto.

El gusto excesivo por la bebida puede acarrear un gran número de consecuencias fatales para la empresa familiar. Operar bajo los efectos de la sustancia puede afectar gravemente la toma de decisiones, la credibilidad en el mercado laboral así como las relaciones profesionales; todo esto dará como resultado una empresa desprestigiada, que puede costarle a ella y a sus accionistas millones de pesos, así como muchos años de trabajo pesado para volver a alinear la empresa en buen camino.

Soluciona el problema desde casa

Es un buen momento para que los líderes empresarios reflexionen sobre las costumbres que se promueven en la familia y en la empresa, pues este sesgo del sector empresarial está intrínsecamente unido: lo que sucede en casa, se repetirá en la empresa.

Cuando un miembro de la familia tiene problemas con el alcohol, hay que buscar mecanismos de ayuda para evitar que el conflicto pase a mayores y establecer límites. Alguno debe tener la autoridad de poner el semáforo en amarillo, si alguien se pasa de tragos. No soy especialista en el tema, pero he aprendido que hay que erradicar el alcohol de las reuniones familiares cuando existe una predisposición a consumirlo, cero tolerancia con el alcohol, porque con unos tragos de más la gente se desinhibe, pasan del amor al odio y hasta hemos visto casos en que las peleas de tragos terminan en tragedia.

Algunas veces, debe recurrirse a la expertise externa para evitar más pérdidas en la empresa debido a un dirigente con problema de alcoholismo. Lo primero que debe hacerse es buscar la ayuda de un especialista, pues el alcoholismo es una enfermedad y como tal hay que tratarla en lugar de ocultarla. Si alguno de los familiares que trabajan en la empresa ya ha estado en el programa de Alcohólicos Anónimos, recordemos que también son propensos a las caídas.

Tanto si es así como si no, es relevante que el líder de la empresa familiar observe si existe una predisposición al alcohol en su familia empresariado, pues algo es seguro: en México, es una costumbre arraigada culturalmente la de cerrar negocios con alcohol y también dar pequeños “traguitos” a menores en reuniones familiares. Esto pasa con regularidad y la gente cree que no es motivo de alarma, cuando es evidente que tomar licor desde temprana edad puede crear una disposición muy fuerte hacia la sustancia.

Una de las soluciones más contundentes en el tema de alcoholismo es la constitución de un Consejo de Administración con consejeros externos, en el cual se implemente un código de ética en el que se establezcan límites y directrices en torno de tomar un trago en la empresa: desde las prohibiciones rotundas hasta el establecimiento de normas en común para todos.

Las profundas raíces del problema

El tema del licor, sumado a la ausencia en el hogar de muchos fundadores con la disculpa de que están atendiendo negocios de la empresa son problemas culturales y sin duda piezas del equipaje que la gente no percibe, pero que están ahí. Los hombres hacían crecer exponencialmente sus empresas, pero eran figuras ausentes en la casa, como lo visto en tantos casos durante mi desenvolvimiento profesional como asesor de la empresa familiar.

Muchas veces, el alcoholismo no sólo presenta afectaciones directas en la empresa, sino que sus raíces pueden ir mucho más profundo y afectar las relaciones dentro de los miembros de la familia empresaria. Alguna vez trabajé el complejo caso de una empresa comercial, operada por padre e hijo, que empezó a tener problemas operativos y de administración por la mala relación personal que había entre los dos. El agravante era tan notorio, que los empleados formaron bandos a favor y en contra de cada uno; tanto padre como hijo con la finalidad de conseguir aliados.

Cuando conocí al hijo, sentí que sus decisiones estaban cargadas de emocionalidad. En las reuniones, levantaba la voz con frecuencia y todo lo que decía el papá, lo rechazaba. Al  profundizar en el problema y luego de hablar con todos los empleados, terminé por concluir que inconscientemente odiaba la empresa porque hacía cosas que eran muy perjudiciales para  la empresa, pero nadie entendía por qué  actuaba así.

Cuando hablé más detenidamente con él, me di cuenta de que tenía un problema emocional muy fuerte, generado por la ausencia del padre en su infancia, quien muchas veces llegaba a la madrugada  y cuando le preguntaba por qué nunca estaba, siempre se justificaba con la empresa.

Con el fin de solucionar el problema, les sugerí contratar una psicóloga sistémica para tratar de entender qué pasaba. Su diagnóstico fue que el padre siempre había visto a la hijo en un segundo plano, porque para él su hijo primogénito era la empresa y  el hijo a su vez lo concebía solo como un  portador de dinero. El hijo trasladó a la empresa todo ese resentimiento y la veía  como su rival de una manera inconsciente. Por esta razón tuvimos que pedirle que se retirara del cargo, tomara terapias y comenzara una nueva etapa en su vida, lo que generó un gran impacto en la empresa.

En ese proceso de sanación se buscaron otros relacionamientos con el padre, con actividades diferentes a la laboral. El hijo viajó al exterior, el padre hizo un esfuerzo grande para ir a visitarlo y pasar más tiempo con el y el resto de la familia. Después de todo este proceso, pudo regresar con otra actitud y disposición, porque logró ser consciente del pesado equipaje familiar que llevaba a cuestas. Tanto en la familia como en la empresa, las cosas mejoraron sustancialmente.

Las familias empresarias que perduran son las que han dado cantidad y calidad de tiempo a sus familiares, como sus parejas e hijos. Aunque por sí sola, la calidad no funciona del todo, pues es necesario estar presente, porque son los momentos más propicios para transmitir valores familiares. Al parecer, muchos siguen creyendo que es más importante estar en la empresa que dedicarle tiempo a la familia; e incluso algunos excusas sus salidas de borrachera con asuntos de empresa.

A lo largo de todos estos años como asesor de empresas familiares, también he aprendido que es difícil recuperar el tiempo perdido, pero que nunca es tarde y se pueden encontrar mecanismos como el perdón y el olvido, el reconocimiento y la reparación del daño ocasionado.

En la empresa familiar, la figura de la autoridad debe estar presente para delimitar los dañinos alcances del alcoholismo en la empresa; afortunadamente, esta enfermedad es un mal que puede ser erradicado desde distintos ángulos y usar la fuerza de un líder en la familia empresaria, sumando el expertise externo de asesores especializados, son las acciones que podrán rescatar a la empresa de perder las cuentas ante el alcohol.

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C.P.C.  y M.I.  José Mario Rizo Rivas 

| Socio Director Oficina Guadalajara

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