Porque todos necesitamos UN DESCANSO ;)



mujer_descansando

Porque todos necesitamos un descanso

Autor:

Ana Teresa López de Llergo

:arrow: Fuente: ccpg.org.mx

El descanso necesariamente está vinculado con el trabajo pues es una actividad que desgasta a la persona y, por eso, es indispensable recuperarse. No se plantearía el descanso si no hay cansancio, esto sería absurdo y supondría un desorden injustificado.

Por lo tanto el derecho al descanso no es un derecho primario como lo es el trabajo, sino un derecho secundario, pero muy importante, porque su finalidad es reparar las fuerzas para mantener la salud física y espiritual, y para poder continuar realizando el propio trabajo.

En el trabajo la persona se desarrolla individual y socialmente, con una intensidad propia de una actividad exigente y bien realizada. En el descanso la persona también se desarrolla individual y socialmente, pero generalmente el tiempo dedicado a esta actividad se considera "tiempo libre" y la secuencia de las actividades es más relajada, admite un ritmo menos intenso.

Sin embargo el descanso también reditúa, se obtienen beneficios, de manera que muchas veces en este tiempo pueden surgir ideas productivas que se llevan a cabo, con entusiasmo y esfuerzo, en el lapso dedicado al trabajo.

Respecto al calificativo de tiempo libre, aunque se haya acuñado para el descanso, tiempo libre también es el del trabajo, siempre que la persona ejerza su libertad, porque adopta su quehacer  con pleno consentimiento, aún cuando le suponga desgaste fatigoso.

La alternancia de trabajo con descanso nos hace ver que toda persona necesita intercalar distintos ritmos en su actividad. No se puede sostener una prolongada exigencia pues la persona se puede romper, este es un dato muy importante para quienes tienen a su cargo a distintos tipos de trabajadores.

De todos modos una manera natural de descansar se da en el sueño, toda persona dedica horas del día a dormir. Esto nos da una pista para hacer una clasificación del descanso, puede ser: físico y psíquico.

El descanso físico se logra con el sueño reparador, con el reposo -que no es paralizarse sino detenerse con intencionalidad- y la relajación -es la distención razonada-.

El descanso psíquico tiene muchas facetas. Ante las preocupaciones es preciso saber afrontarlas, hacer un proyecto para darles solución y dejar de pensar en ellas cuando se están volviendo una obsesión. También la rutina y el aburrimiento pueden agotar psíquicamente, por eso, un modo de conseguir la salud psíquica es recuperar el sentido inicial que tuvieron las actividades cuando se adoptaron.

La competitividad, la búsqueda prioritaria del éxito, el afán de mostrar una buena imagen, el perfeccionismo, la prisa o los temores infundados son otros fantasmas que se han de afrontar para desmoronarlos y recuperar la integridad psíquica, y estar en condiciones de aprovechar el tiempo dedicado al descanso.

Cuántas veces hemos visto en nosotros o en otros el regreso de vacacionistas con un estrés inusitado. La causa es producida por la inercia de un estado interior mal resuelto o no identificado. También puede deberse a la compulsiva elección de actividades nunca antes realizadas para las cuales no se tienen aptitudes, o incluso trasgreden las naturales reglas de la moralidad.

La meta del descanso consiste en lograr el enriquecimiento interior de la persona. En este lapso queda clara la unidad que hay entre la dimensión corpórea con la espiritual. Al facilitar actividades físicas como el deporte, la persona también crece en la capacidad de observación, en relaciones de conocimientos, y todo ello en beneficio de todas sus dimensiones: intelectuales y volitivas.

La dimensión ética del descanso

La distribución del descanso tiene un componente personal y otro social. El personal hace referencia a la necesidad individual de reponerse, esto es proporcional a la resistencia física y psíquica de cada uno, y a circunstancias variables como puede ser la recuperación de una enfermedad, la sobrecarga de responsabilidades por la necesidad de suplir a otras personas, etcétera.

La actitud adecuada en estos casos es poner remedio para resolver a tiempo esos estados, tanto si se refieren a uno mismo como si se trata de algún compañero de trabajo o de un miembro de la familia. Desde luego quien ocupa un puesto superior ha de estar atento para evitar estados críticos, es el caso de los padres de familia respecto a sus hijos, de los cónyuges entre si, de los jefes con sus subordinados.

El descanso es legítimo después de llevar a cabo una actividad productiva con una duración conveniente. Cuando se descansa sin justificación, la persona hace mal uso de su tiempo y, además, da mal ejemplo e incita a otros a imitarle.

El descanso, éticamente considerado, siempre ha de proporcionar un beneficio individual y social. Por lo tanto, se han de elegir actividades dignas, que mejoren las condiciones corporales y espirituales, y la calidad de las relaciones. No es legítimo, por ejemplo, ocultarse en el anonimato de unas vacaciones en lugar desconocido y elegir algún entretenimiento indigno que  degrade a la persona, que explote a otras o deteriore el medio.

El descanso también exige orden, esto quiere decir que hay una gradualidad para descansar con otros, primero están los miembros de la familia, luego las amistades más cercanas y, por último los demás.

La economía es un factor que suele descuidarse cuando en el mercado ofrecen un sin número de ofertas con pagos diferidos. Es impropio y, a veces, sumamente injusto endeudarse inadecuadamente pues se forja un futuro incierto, sobre todo cuando surge un imprevisto. Lo correcto es elegir lugares y medios de entretenimiento proporcionados con los ahorros de los que se dispone.

Para el descanso hace falta la creatividad. Es bueno promover espacios de entretenimiento y de sano esparcimiento, donde de manera muy divertida, se disfrute y haya mejora personal. Lo deseable es que estos ambientes sean mucho más taquilleros que los que degradan o explotan a otras personas, más taquilleros que los que dispersan o fomentan la evasión, porque los que dispersan impiden la integración de la personalidad y los que evaden fomentan la inmadurez.

Conclusiones

Es necesario tomar en serio los beneficios del descanso, tanto para quienes se sienten fuertes y saludables, para conservarse así; como para quienes tienen una deficiencia, para corregirla. Además, por la unidad corpóreo espiritual, el beneficio en alguno de esos campos, necesariamente redunda en el otro.

Dedicar unas horas al ejercicio físico. Elegir el más adecuado para prevenir o corregir las enfermedades para las que tenemos predisposición. Muchas veces convendrá una asesoría médica.

Alimentar la sensibilidad, por ejemplo con buena música, con la contemplación de la belleza encerrada en la naturaleza o en las obras de arte. Pueden ayudar los viajes, las excursiones o visitas a museos.

Hacer un plan de lecturas, pedir consejo a personas habituadas a este recurso.

Practicar algún deporte o fomentar la participación en juegos.

Disfrutar las relaciones humanas: con la familia y con los amigos.

Encontrar el lado divertido de los acontecimientos, sean como sean, reírse y cultivar el buen humor.

Fomentar algún hábito: jardinería, costura, cuidado de animales, arreglos de electricidad y pintura, etcétera.

Atender debidamente la dimensión religiosa de la vida: acudir a sesiones de formación o de actualización, participar en los servicios religiosos, impartir algunas clases, intensificar la oración y las obras de beneficencia.

Nunca es tarde para fomentar estas actividades tan naturales a las personas

Image: FreeDigitalPhotos.net