Comentarios IMCP: México requiere un nuevo sistema de planeación a largo plazo.




MÉXICO REQUIERE UN NUEVO SISTEMA DE PLANEACIÓN A LARGO PLAZO

Fuente:

Boletín conferencia de prensa IMCP

Ciudad de México, 17 de abril de 2024

Sin lugar a duda, una de las principales carencias de las que adolece nuestro país en su superestructura es la falta de planeación a largo plazo. En el marco conceptual en el que se suceden los gobiernos, y en el que transita nuestra aún endeble democracia, no podemos seguir con un esquema en el que un nuevo Gobierno tira por la borda lo realizado por el anterior, solo por tratarse de un adversario político.

Esta época de campañas es también un lapso propicio para la reflexión: ¿qué tipo de país queremos heredar a nuestros descendientes?

La evidencia histórica global nos demuestra que un país o una región suelen acceder a un mayor grado de desarrollo si, entre otras cosas, logra una visión de largo plazo; esto es, si llegan a consensos sobre objetivos de largo alcance más allá de las diferencias ideológicas, y de quienes vayan siendo los dirigentes o de la conformación de los congresos en distintos momentos.

En el caso de México, aun cuando tenemos desde nuestra Constitución un marco normativo para la planeación y hemos tenido algunos gobiernos que, en el pasado, han tomado en serio el ejercicio de la planeación democrática, en la práctica, la planeación se hace más como un trámite o requisito para cumplir con la ley, que como un verdadero y sincero esfuerzo de planeación, que sea la guía de actuación del Gobierno en turno.

La Constitución nos marca, en su artículo 26, que cada gobierno debe elaborar un “Plan Nacional de Desarrollo” (PND), el cual se elabora de acuerdo con lo establecido en la Ley de Planeación. De este plan sexenal surgen planes sectoriales como el “Programa Nacional de Financiamiento al Desarrollo” (Pronafide), que establece las estrategias de financiamiento para cumplir con los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo, o programas sobre salud, educación, el campo, seguridad, etcétera.

Incluso peor es el hecho de que estas leyes se crearon en el entorno de la dictadura de partido, en donde podían sucederse gobiernos sexenales del mismo partido, con visiones e ideologías similares. Lo que ocurre con la alternancia es que las políticas, los programas y las obras hechas en los gobiernos salientes suelen ser cancelados o destruidos por los siguientes gobiernos, solo por el hecho de ser productos de la administración anterior.

Tenemos las contiendas de dos principales alianzas de partidos, ambas presentando sus “Plataformas de Campaña”, que tendrán que ser parte de sus “programas de gobierno”. En las democracias semiparlamentaristas, las alianzas de partidos presentan en las campañas sus programas de gobierno a la sociedad, los cuales se comprometen a cumplir, al ganar las elecciones y formarse el gobierno, desde el Congreso, mediante la mayoría legislativa alcanzada con los votos. Esto se pone sobre la mesa para evidenciar la ausencia de un marco regulatorio adecuado a nuestra realidad vigente de la alternancia del poder.

A manera de ejemplos, conviene destacar a los planes quinquenales de China de los que se derivan diversos planes estratégicos como el programa de la Nueva Ruta de la Seda, en donde intervendrán cerca de 70 países, para proyectar a China como la futura potencia comercial y política mundial. En la Unión Europea se destacan los distintos planes estratégicos que pretenden alcanzar metas concretas de largo plazo en distintos aspectos. El muy exitoso sistema de Planificación de Corea del Sur, o el de los países nórdicos. En Japón se tiene también un muy robusto sistema de planificación, en el que conviven planes de gobierno con diversos programas estratégicos y con planes económicos de mediano y largo plazos.

Es evidente que México requiere una modificación radical en el sistema de planificación, que posiblemente implique iniciar con un cambio constitucional en el artículo 26 para agregar al enfoque sexenal de la planeación, el de largo plazo.

En algunos países existen dependencias o agencias que dependen el Congreso o del Estado, especializados en la planeación, los cuales coordinan los esfuerzos para la formulación de planes estratégicos sectoriales, con la participación muy activa de las universidades y de las organizaciones del sector privado. De acuerdo con el mandato que hoy tiene el INEGI, podría ser uno de sus preceptos expresos para no generar mayor burocracia.

El gran reto para resolver es cómo podemos lograr, en un país dividido como el que tenemos ahora, para generar acuerdos más allá de las ideologías, y llegar a consensos en distintos periodos futuros y diversos temas, como es en la Educación, qué metas concretas debemos conseguir en el nivel educativo mínimo de la población, idiomas, capacidades, etc. Y lo mismo en salud, en tecnología digital y telecomunicaciones, en energía, en seguridad, en estado de derecho. Es la sociedad civil la que puede lograr avanzar en este importante asunto. Lo que puede ser la diferencia entre un país exitoso, desarrollado, o uno en la miseria y el atraso, en un país de las oportunidades perdidas de siempre.

Lic. Ernesto O´Farrill Santoscoy Presidente de la

Comisión de Estudios Económicos del IMCP

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