Nunca juzgues un libro por su portada…



Nunca juzgues un libro por su portada

Autor colaborador: CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López

Estimado lector

Te regalo en éste día una reflexión que nos ayudará a no apresurarnos a opinar -y menos en forma negativa– sin tener conocimiento de causa. Inmerso en la reflexión están los valores de Tolerancia, aceptación, respeto y crítica constructiva. Espero sea de su agrado.

Cierto día, dos jóvenes que iban sentados en el transporte público y opinando de todo lo que sucedía a su alrededor (criticando) se percataron que subieron un señor adulto y un joven un poco más grande de edad que los dos primeros.

El joven que acompañaba al adulto a ojos de estos mozalbetes parecía un poco raro ya que su comportamiento no era normal para su edad y basaban su comentario crítico en lo siguiente:

El joven veía pasar carros y le decía extasiado a su padre: ¡Mira papá, un carro!, ¡mira papá un ave! ¡Que edificio tan grande! ¡Oh, un puente papá, un puente!.

El par de adolescentes se burlaban con cada exclamación del otro joven.

El padre observo la actitud de ellos y les comentó: para ustedes la actitud de mi hijo puede resultar estúpida o fuera de contexto, sin embargo, les comento que mi hijo nació ciego y gracias a los avances de la medicina moderna es que se le brindó la oportunidad de observar por primera vez las maravillas que tiene la vida, aún y cuando sean monótonas o sin sentido alguno para todos nosotros.

Los adolescentes bajaron la cabeza, era tal su vergüenza por su comportamiento que no atinaban a mirar a los ojos al padre del joven. Este último remató la situación con éstas palabras: ¡Nunca se juzga un libro por su portada, que tengan un buen día!.

Conclusión

En la vida diaria, se es muy dado por la mayoría de las personas, apresurar sus comentarios respecto de sus semejantes o situaciones en particular, muchas críticas apresuradas le impiden al ser humano conocer al verdadera esencia de las cosas o de sus semejantes.

Debemos ser ecuánimes en nuestro actuar y sobre todo, darnos la oportunidad de conocer debidamente y con el respeto que se merece cada persona, cosa, situación, etc., que se presente ante nuestros ojos.

Quien sabe apreciar la verdadera esencia de la vida; lejos de prejuicios, distingos, o críticas infundadas, habrá permitido el crecimiento interno de su ser. Abramos los ojos.

Saludos cordiales

CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López

Twitter: @gabriel_fiscal