Contadores, el deber de ser cultos. ¿Porqué no incluirlo en el EPC?
El deber de ser cultos
Por C.P. Jorge Barajas Palomo
Ex-presidente del IMCP y Exdirector
del Boletín Semanal del Colegio
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Al hablar de las aplicaciones prácticas de la moral -por definición general y abstracta- a las actividades comunes de los Contadores Públicos, mismas que hemos venido identificando como el compendio de nuestros deberes éticos para ejercer la profesión, hoy nos interesa destacar la norma relativa al dominio que debe tenerse de conocimientos, disciplinas y prácticas múltiples -expandidas a nivel geométrico en la llamada sociedad del conocimiento- para aceptar cualquier trabajo. Este principio es el fundamento de nuestra Norma de Educación Profesional Continua (EPC) y con ella respondemos a las diversas expectativas de calidad.
Pero es imperativo reconocer que el caudal de habilidades y criterios de madurez probada en lo técnico y en lo práctico -de suyo vasto y complejo- no es suficiente. La Norma debe entenderse bastante más amplia. Nos exige cultura.
Estamos hablando, claro, de esa cultura contable de amplísima extensión y globalidad; pero también de cultura económica, histórica, tecnológica, política, artística y social; comprensión de los fenómenos presentes y de los ya sucedidos porque informan de manera ineludible la conducta y propósitos de todos aquellos que tienen interés, necesidad u obligación de convenir sobre la prestación de nuestras cada vez más dilatadas especialidades profesionales. Todo esto debe incluir una fina percepción estética, un dominio de las formas y exigencias del lenguaje oral y escrito, una obligada sensibilidad para el manejo de situaciones complejas en el diario quehacer de las relaciones sociales.
Los profesionistas (voz castiza que en México nos permitimos usar para aludir a los profesionales egresados de cualquiera de las instituciones de educación superior reconocidas por el Estado y que ya han obtenido el título respectivo) tenemos la obligación primaria de contribuir a elevar la calidad de la vida nacional. Toda profesión en nuestro medio significa servicio. Por lo mismo, como individuos y como grupo social bien determinado, es preciso reconocer nuestro deber de ser cultos, en el más amplio sentido de la palabra.
Los Colegios de Contadores Públicos, que integran la Federación reconocida en el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), tienen en esto un campo enorme de posibilidades y de retos. Las actividades técnicas que organizan y promueven, de cualidad y número cada vez mayores, deberán incluir más sesiones de discusión y análisis sobre los problemas nacionales, con el acento puesto en su propia localidad o región geográfica; igualmente sobre las diversas escuelas de pensamiento que influyen en nuestros días.
Es muy gratificante recibir cada mes la revista Veritas con información muy rica acerca de actividades culturales y artísticas. Pero sería más saludable aún incrementar desde el interior de nuestro seno institucional acciones como las que han encabezado Alberto Núñez Esteva, Roberto del Toro Rovira y Federico Gertz Manero en torno al arte virreinal, la literatura, la historia -para citar a modo de ejemplo solo algunas de las que mi memoria fugaz me permite ahora- y al mismo tiempo considerar la posibilidad de incluir en la tabla de puntuación de la Norma de EPC nuestra participación activa en ellas.
En mi visión de corto plazo abrigo el anhelo de que la sociedad mexicana siga reconociendo a los Contadores Públicos como profesionales muy bien preparados y actualizados en nuestras disciplinas técnicas, y además como ciudadanos comprometidos con el mejoramiento de la vida nacional y, por ello, verdaderamente cultos.
Visto primero en:
Revista Veritas Marzo 2013 (CCPM)
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Hoy en día es primordial que no sólo los contadores, sino todos los profesionistas tengamos una preparación más integral a través de la cultura.
Me voy a remontar a mi época en la que estudié contaduría. Teníamos a nuestro alcance cualquier cantidad de opciones muy atractivas para cultivarnos, pero preferiamos generalmente ocuparnos única y exclusivamente de los temas inherentes a nuestra profesión.
Nos limitamos a leer solamente temas relacionados con nuestra profesión y no sabemos en qué momento nos hará falta conocer de otro tipo de cosas.