El Contador que sin recibir honorarios del SAT vela por los intereses de este y no de su cliente…
La perversión del Contador Público.
Autor colaborador:
Juan Marcos Tun Puc
Robín Hood héroe medieval reconocido por ser un forajido encargado de robarle a los ricos para darle a los pobres con la justificación de que los impuestos que cobra el rey son excesivos. Se distingue por los ataques a la nobleza, iglesia y fortaleza enriquecida, con el objetivo de darle libertad y mejores condiciones de vida a los más necesitados.
Con los ataques incesantes a la corona debido al apetito de riqueza por parte de Robín Hood y su banda; la distribución del botín era para ellos y la otra para los necesitados. Obligaron al rey a generar un sin número de estrategias para su captura, misma que dio resultados en el bosque donde se ocultaba y al verse acorralado acepta la tregua del rey por 40 libras de las cuales 20 distribuye entre sus hombres y 20 son regresadas al rey; a cambio Robín hizo arrodillar a sus hombres ante el sello real y jurar fidelidad al rey.
Meses después aparece una constancia de salarios que eran pagados a nombre de Robín por los servicios prestados a la corona, cesan los ataques y Robín puede disfrutar de una vida en libertad hasta su muerte.
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La práctica de la profesión del contador público en el área fiscal recae en el cumplimiento de las obligaciones fiscales de quien lo contrata, para ello el contador vigilará el cumplimiento de las leyes fiscales vigente y su correcta interpretación. En este sentido tiene que considerar que las operaciones que realiza el contribuyente cumplen con los lineamientos de fondo y forma logrando que cumplan el sentido estricto de la ley buscando siempre el menor costo fiscal.
En la actualidad vemos la perversión de la profesión a través de prácticas en la que el contador simplemente busca que el contribuyente cumpla con costos fiscales altos convirtiéndose en un fiscalizador de la autoridad; por decirlo de una forma coloquial “el contador del no deducible”.
Algunos contadores se han convertido en un empleado de la corona (SAT) ha dejado de luchar por los ideales del contribuyente, sus intereses cambiaron por el de su nuevo patrón hacer que el contribuyente pague costos fiscales altos, cumplimiento de reglas que incluso van en contra de la ley, realiza inversión en costo de cumplimiento fiscal y que ocupe el tiempo en fiscalizar a su cliente de manera anticipada.
El contador se pervierte cuando sin recibir honorarios por la autoridad vela por los interese de esta y no de su cliente, ocupado de la forma se olvida de quien y para que lo contrato de manera pasiva quiere vivir todos sus días sin tener problemas con la autoridad.
El que hacer del contador exige que tenga una visión global de las operaciones de su cliente y el impacto sobre las utilidades para lograr el cumplimiento fiscal de manera optimizada. Generar los controles que propicien al contribuyente una menor carga fiscal recordado que el contador se debe al que proporciona sus honorarios.
Es necesario que el contador realice una formación del contribuyente con bases éticas siempre dentro del marco legal y se pueda evitar prácticas fiscales indebidas. Para poder realizar esto en necesario brindar un verdadero acompañamiento al contribuyente hasta que sea capaz de poder operar el negocio de una manera eficiente con menor carga fiscal.
Recordemos nuestro que hacer con la frase de la película de Robín Hood «Levántate una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones».
Juan Marcos Tun Puc.
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