La voz de la experiencia de la empresa familiar


Mario Rizo

La voz de la experiencia de la empresa familiar en búsqueda
de oyentes

 

Por: C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas

Blog del autor: mariorizo.com
Firma: Salles Sainz Grant Thornton

Twitter: @mariorizofiscal


“Creo que generalmente se puede decir, que no hay conocimiento alguno en el
hombre, el cual no sea mediata o inmediatamente deducido de la experiencia”.

Benito Jerónimo Feijoo


Libro – El Sucesor. La aventura de entregar tu empresa familiar a una nueva generación.

Estando “apenas” en mis cincuenta ocho años, me ha resultado extraño notar en mí, en mis contemporáneos y en los que me preceden, que, con los años, uno tiende a volverse empirista. Sin importar nuestra actividad, comúnmente en la empresa y prestación de servicios relacionados, pareciere que empezamos a vivir bajo la célebre cita de John Locke, “El Conocimiento del hombre no puede llegar más allá de su experiencia”, sin limitarnos por supuesto a su consideración filosófica, sino que la aplicamos cotidianamente y la utilizamos como prueba plena en los juicios que hacemos.

Sin embargo, contrario a lo que vendrá a la mente de los que cuenten menos años que yo, he visto también en aquellos que han sido mis mentores, ejemplo y guía, que en algún punto de nuestro existir, el empirismo de la edad se vuelve adversario de la arrogancia; paradójicamente, los que han celebrado unos cuantos cumpleaños más que yo, como atinadamente expresare J.M. Barrie, han dejando de ser lo bastante jóvenes como para saberlo todo.

Lo que he observado, es que este empirismo de aniversarios, se vuelve mejor amigo de la añoranza: para el corazón y la mente no se trata de demostrar cuanta experiencia se ha acumulado, sino de tener la oportunidad de utilizarla, como si se fuere un personaje histriónico de Eurípides, parece que se empieza a pensar, en sus palabras, que “si pudiéramos ser jóvenes dos veces y dos veces viejos, corregiríamos todos nuestros errores”. La biología se vuelve melancolía.

Para quien ha visto a su empresa nacer y crecer, para quien ha luchado por ésta y ha compartido sus sueños con quienes la forman, la empresa como entidad, es en su propia dimensión, lo que un hijo a un padre o un hermano menor a otro; ¿Quién no querría que sus hijos o sus hermanos aprovecharan su experiencia?.

Las empresas son legado y trascendencia de sus creadores y líderes, y no le rinden cuentas ni a las ciencias naturales ni a la tragedia griega: pueden ser jóvenes y viejas subsecuente o simultáneamente, y tantas veces como su permanencia y crecimiento lo demande.

La empresa familiar puede vivir el ímpetu y la creatividad de la juventud con la experiencia y la capacidad de discernir que dan los años, en fino y positivo balance… Pero en estos tiempos más que en cualquier otro momento de la historia, dada la saturación informativa en la que nos haya inmersos, el éxito de este equilibrio no puede dejarse en manos de la convivencia diaria y requerirá invariablemente un mínimo de orden.

En la era del conocimiento y la economía en éste basada, aprovechar la sabiduría de los mayores cabalmente, dista mucho de “permitirles” tener una oficina en las instalaciones corporativas y condescender a escucharlos.

En una época en la cual nada es más valioso que el conocimiento y la capacidad de transmitirlo, y en la que hemos constatado que en torno únicamente a esto se han construido negocios multimillonarios, desde e-corporations hasta mega-franquicias, resulta increíble que al interior de la mayoría de las empresas familiares, pretendamos aprovechar la experiencia de los mayores como si fuésemos la más primitiva de las tribus: relatos del sujeto en cuestión a sus sucesores, anécdotas que contarán los que las vivieron y después los que sólo las escucharon, y de vez en cuando un texto en el que se menciona tal o cual cosa, que probablemente más que una explicación detallada, será alguna especie de documento jurídico que habrá que descifrar.


“El conocimiento habla, pero la sabiduría escucha.”

Jimi Hendrix


Inclusive en las grandes empresas, saturadas de políticas, procedimientos, manuales operativos, verificaciones, estudios y demás; muy pocos han siquiera considerado, la conveniencia de registrar, documentar y transmitir eficientemente la sabiduría de los mayores.

Y por supuesto no nos referimos únicamente a la experiencia técnica de éstos en cualquier área, sino a su conocimiento del negocio, del entorno, de la competencia, de los clientes y de cualquier otro factor que afecte a la empresa. Corporaciones inmensas se han construido a partir de información generada en el último lustro; inauditamente, pareciere que muchas empresas están dispuestas a dejar que se pierda conocimiento sobre muy diversos rubros que les atañen, acumulado durante los últimos cuarenta o cincuenta años.

Para la empresa, no se trata de documentar y registrar “todo” lo que el mayor en cuestión tenga que decir, sino aquello que hoy o en el futuro, en detenida consideración y dentro de una planeación estratégica adecuada, pudiere llegar a constituir su misión, visión, valores, soporte, asistencia o mejora en cualquier rubro para la entidad.

Sé (no lo asumo, lo he vivido), que esto tiene un impacto directo en la rentabilidad de cualquier organización. Empresarios que me pareció contar entre mis amigos, como Enrique Carothers (Hotelería) o Sergio Macías (Manufactura), Juan Carlos Peña (Perfumes) José María Hernández (Pollo Pepe) han tomado las medidas necesarias para que, a su retiro, lo que saben y son, se quede en sus empresas.

En la Firma de la cual soy Socio, nuestro Socio Director Mauricio Brizuela Arce, está hoy día enteramente dedicado a la transmisión de su experiencia y de las bases que construyeron nuestra institución; nuestro plan de acción y la forma en la que agregamos valor a nuestros servicios, tienen su causa absoluta y directa en este conocimiento transmitido de nuestros socios fundadores.

Afortunadamente, aún cuando es una práctica escasa, tengo el gusto de conocer muchos otros ejemplos en muy diversas áreas, sin embargo, no tantos como considero que sería posible.

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He visto también el caso contrario: nuevas generaciones, sean familiares o de ejecutivos jóvenes, empezando de cero en el diseño e implementación de acciones que sus predecesores dominaban. Fuera de toda consideración moral sobre la relevancia de aprovechar esta sabiduría, el no hacerlo, simplemente tiene un costo para la empresa.

Por ejemplo, empresas de toda naturaleza gastan una fortuna en cursos de capacitación para ventas, y a veces pasan años para que tengan un vendedor tan capaz como el que formó la empresa o la hizo crecer. Una cosa no sustituye a la otra, pero, simplemente, ¿no valdría la pena contar con el curso de capacitación y además con la experiencia documentada y registrada del buen vendedor empírico? La sabiduría bien transmitida, es útil. Ahorra y genera recursos.

En contrapunto, el otro nombre en el binomio:

“Minino de Cheshire, ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
– Depende en gran parte del sitio al que quieras llegar, dijo el Gato.
– No me importa mucho el sitio… Dijo Alicia.
– Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes, dijo el Gato.”
Lewis Carroll, Alicia en el país de las Maravillas, 1865.

De nada sirve conocer muchos caminos si al transmitir dicho conocimiento a alguien que va a recorrerlos, éste no sabe a dónde va.

Resulta indispensable para la transmisión de la sabiduría empresarial que el oyente, el nuevo ejecutivo o el sucesor, comprenda cabalmente y comparta lo que la empresa familiar es y su rumbo, y que sea capaz de absorber y aplicar la sabiduría que le es transmitida; mucho mejor, si esta elección corresponde precisamente a quien la transmite. Hombres Sabios que admiro me han dicho que parte fundamental del conocimiento que tienen, es el saber cuándo decir adiós a sus instituciones; el tiempo es insensible enemigo común y no perdonará a ninguno de nosotros; y para ese momento, deberá haberse escogido en conciencia a aquél que continuará su obra.

Finalizo precisamente con una frase para aquellos sabios empresariales que siguen siendo parte de la operación del día a día de sus empresas y que comienzan a sentir que es momento de cambiar de rol: debe quedar claro que tanto hoy, inmersos en la economía del conocimiento, como hace más de veinte siglos en la Roma de Cicerón, “El viejo no puede hacer lo que hace el joven; pero lo que hace es mejor”.

Estoy convencido que los buenos oyentes aprovecharan al 100% la experiencia trasmitida por sus mentores y/o personas mayores que formen parte de su empresa y porque no de sus familiares principalmente de sus padres, lo anterior sin duda les evitara cometer más errores y utilizar mejor sus recursos, lo que permitirá mejores resultados en sus empresas y familias esto sin duda se convertirá en una de las mejores prácticas empresarial.

“La persona  inteligente busca la experiencia que desea realizar”. Aldous Huxley


Reflexión final:

En cualquier actividad empresarial hay que pagar de manera correcta los impuestos. Es más rentable y eficiente pagarlos que tratar de evitarlos.

C.P.C.  y M.I.  José Mario Rizo Rivas

Socio Director Oficina Guadalajara

Salles, Sainz – Grant Thornton, S.C.

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