Mujeres en puestos directivos. Techo de Cristal o, ¿de Cemento?


C.P.C. Norma Eugenia Robles
Ulloa

· Vicepresidente del Colegio de
Contadores Públicos de Baja California.
· Director de la Firma Robles Ulloa y
Asociados, S.C.


Se le conoce como “techo de cristal” a las barreras que existen dentro de una organización para que la mujer avance en su desarrollo profesional.

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Aun cuando la sociedad y las instituciones han avanzado en la aceptación de la mujer en puestos directivos aún siguen existiendo esos obstáculos a los que nos enfrentamos para lograr un crecimiento laboral y/o profesional. Estos obstáculos incluso se conocen dentro de las organizaciones, pero en algunos casos, no se hace mucho para erradicarlos.

Está en otra instancia, el conocido “techo de cemento” que son todos aquellos obstáculos personales: educación, inseguridades, miedos, elección entre vida personal y laboral, etc.

Muchas hemos luchado en contra de una educación en donde el proveedor del hogar, el que fue ascendiendo en una estructura organizacional fue el padre y se le celebraba en familia y la madre se dedicó a la atención del hogar y los hijos o aun cuando ésta se contrató laboralmente no lo hizo a niveles altos dentro de las posiciones jerárquicas de una organización por atender precisamente esa responsabilidad familiar y del hogar o porque en sus épocas estaban más limitados los espacios para la mujer. Esto le origina a la mujer ciertas inseguridades y miedos puesto que no hay una experiencia cercana que pueda darle una mayor visualización de lo que tendrá frente a ella en su camino de crecimiento laboral.

No tiene un acompañamiento, un cumulo de experiencias vividas a como lo puede existir entre un padre y un hijo.

Si la mujer decide crecer laboral y/o profesionalmente y a la vez formar una familia, llega un momento, que solo lo vivimos las mujeres y es cuando llegan los hijos, debemos decidir entre la vida laboral o la atención de los hijos.

En muchas de las ocasiones, se opta por la atención de los hijos ya que representa una prioridad acorde con la costumbre, con la educación, con los requerimientos sociales incluso en la mayoría de los casos, con la parte emocional de la mujer. El cuidado de los hijos es una actividad que no deja de ser muy loable sin embargo la mujer pone en segundo o tercer plano, sus aspiraciones de crecimiento.

En caso de que la mujer decida compaginar su vida familiar con hijos y la vida laboral, se tiene la idea de quien pretenda escalar en una estructura piramidal, debe destinar una parte importante de su tiempo en atender las responsabilidades y compromisos que implican las posiciones directivas además de la exigencia de disponibilidad “en todo momento y en cualquier lugar”, por lo que muchas de nuestras mujeres evitan estas responsabilidades, cediendo los espacios a los hombres.

Una vez que concluye el cuidado de los hijos y la mujer decide reincorporarse a la vida laboral se tienen otro tipo retos a los que se debe hacer frente: avances tecnológicos, nuevos procedimientos y/o conocimientos en la materia, cambio de cultura laboral, inmersión de nuevas generaciones, etc., lo que presenta para la mujer un esfuerzo importante para lograr posicionarse en una igualdad de cualidades técnicas que se requieren al desempeñar las actividades laborales. Esta “actualización” de la mujer es un gran reto que en muchas de las veces resulta agobiante y un tanto desgastante y es entonces cuando también vemos a nuestras mujeres desertar de estos anhelos de crecimiento laboral y profesional. Algunas de ellas se incorporan a la informalidad laboral en donde la realidad es cruda: no generan derechos a una pensión de algún sistema de salud.

Por lo que se refiere a los obstáculos institucionales, se identifican varios sin embargo solo se citan algunos a continuación:

• Los estereotipos relacionan al hombre dentro de un puesto directivo.

• La ocupación de puestos directivos se hace por designación y no siempre por méritos.

• Reuniones con un ambiente 100% masculino, no siendo del desconocimiento que algunos de los negocios se formalizan en actividades y/o reuniones extras a las laboralmente programadas.

• Las organizaciones se rigen por reglas masculinas.

Para el año 2022, el escenario para las mujeres en puestos directivos no fue el mejor, acorde con el artículo “Women In Business 2022” publicado por la firma Grant Thornton, en México, la participación de la mujer disminuyó en dos puntos porcentuales, situándose en un 33%, muy por debajo de Brasil en donde la mujer tiene una participación del 38%. De las estadísticas también se destaca que, de las mujeres laboralmente activas, el 25% se desempeña puestos gerenciales y solo el 9% lo hace en puestos directivos.

De acuerdo con nuevo informe de la Oficina de Actividades para los Empleadores de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los beneficios que representa la inclusión de la mujer en puestos directivos se conocen a través de una encuesta realizada, siendo estos algunos de ellos:

• Incremento de los resultados de un 5% hasta un 20%

• Atracción y retención de talento.

• Mejoras en materia de creatividad, innovación y apertura.

• Buena reputación.

En otros estudios se reconocen beneficios como equipos de trabajo más productivos y cumplimiento de objetivos planteados.

En este esfuerzo de ser inclusivos con la mujer en puestos directivos hace falta trabajar mucho en la tan llevada y traída sororidad, es decir, la solidaridad entre mujeres en la lucha hacia la búsqueda del empoderamiento.

También, el hombre debe reconocer que cada vez son más las mujeres con capacidades, aptitudes y conocimiento para desempeñar puestos directivos y aceptar que en sus empresas, estos puestos directivos pueden ser desempeñados por mujeres. Por lo anterior, no queda duda que debemos abrirles paso a nuestras mujeres, debemos fomentar una cultura organizacional incluyente sin dejar por un lado la búsqueda de la igualdad salarial.

Debemos motivar, educar y preparar a nuestras niñas, nuestras adolescentes y a nuestras estudiantes en todos los niveles educativos. Abramos los horizontes de las organizaciones y ayudemos a derribar esas barreras que dificultan el empoderamiento de nuestras mujeres.


Por cortesía de:

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